Razonando fuera del recipiente Reflexiones

Redes sociales y la agonía de las comunidades en línea

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26 enero, 2014

facebook

Hace 15 años Internet recién comenzaba a masificarse y como toda revolución tecnológica, su impacto en el mundo era aún insospechado. Soñábamos con todo lo que se podría hacer con esta nueva tecnología, comunicarse con cualquier lugar del mundo sin restricciones, con cualquier persona de cualquier cultura. Teníamos ante nosotros una herramienta que se estaba masificando rápidamente y podría eventualmente llevar a la unificación de la humanidad en una sola gran comunidad sin distinciones.

Por esos tiempos la gente recién comenzaba a disfrutar de los mensajeros instantáneos como el ICQ y las formas de socializar más populares eran los chats y los foros. Tanto un chat público como un foro eran básicamente lo mismo: un lugar común, público y abierto, muchas veces matizado por algún tema en particular en que la gente podía reunirse y conversar, compartir opiniones, conocerse y en definitiva hacer vida social con personas que podían estar en cualquier parte del mundo y provenir de cualquier realidad.

Yo llamo a los chats públicos y a los foros sitios tipo «plaza pública» en donde uno iba y se reunía con gente. Podías solo observar, quizás emitir alguna opinión, o quizás establecer una conversación privada con alguno de los participantes. Así podías empaparte de toda la diversidad presente, podías acercarte o alejarte de personas según tus afinidades, podías reflexionar sobre un tema e incluso cambiar tu perspectiva respecto a algo producto de la experiencia de otro. Esta enriquecedora experiencia nunca había sido tan accesible y sencilla.

Los sitios «plaza pública» eran los análogos virtuales de la manera natural de socializar del ser humano, pero eliminando las limitaciones de espacio e incluso de tiempo en el caso de los foros, ya que las conversaciones siempre estaban allí, no tenías que esperar a una hora específica para participar. Lamentablemente a los pocos años toda esta era de apertura entraría en una penosa y larga decadencia.

Con el surgimiento de las redes sociales, las «plazas públicas» fueron desplazadas por este invento que sin duda es mucho más seductor porque ya no tienes que ir a ninguna parte, todos vienen a ti. La mecánica de las redes sociales es que el mundo gira en torno a tu persona. Una terrible deformación de la realidad que se convirtió en la golosina perfecta para nuestro ego.

Hoy en facebook tú tienes tu propia «casa», tu muro que te pertenece exclusivamente a ti y puedes hacer lo que quieras con él, entonces pones allí todas tus cosas. Este sentimiento de pertenencia es sumamente importante y explica por qué tanta gente olvida el hecho de que está publicando su vida privada en un lugar público. Ya no estoy caminando hacia la plaza para reunirme con mis amigos, símplemente digo lo que quiera en mi casa y mis amigos vendrán a verme… ¿Qué sensación más agradable tener la atención de todos no? Debe ser que se preocupan mucho por mí… Mentira!

En realidad tus amigos en sus propias casas reciben lo que dijiste en la intimidad de la tuya como si fuera un grito desesperado de alguien en su jardín. Este jardín que es un verdadero noticiero especialmente fabricado para el dueño de casa, que trae todo lo que sus contactos han puesto en sus casas, así puede enterarse de lo que hacen y no hacen, puede copuchar todo lo que quiera y nadie siquiera se da cuenta.

El resultado: fin de la apertura, nunca sales de tu casa sino que te limitas a leer el diario en tu jardín. No tienes acceso a conocer otras realidades pues las relaciones que estableces en facebook son básicamente una extensión chismosa de las que ya estableciste presencialmente. En facebook tampoco puedes salir a buscar nuevas realidades cómodamente porque si no estás dentro de tu casa estás dentro de la casa de un extraño. No hay lugares comunes, facebook es un lugar ficticio creado para cada uno, para todos es una página distinta, no es como la plaza en que todos ven la misma plaza, todos están en el mismo lugar.

Al igual que los realitys y los programas de farándula en la televisión, las redes sociales se aprovechan de nuestros instintos más primitivos y limitan terriblemente el potencial de una poderosísima herramienta de comunicación como es Internet.

Pero a diferencia de los realitys y los programas de farándula que puedes sencillamente no ver, las redes sociales no pueden ser omitidas tan fácilmente, sobreotodo porque en efecto son eficaces comunicando, al menos a un pequeño número de personas, lo que quieres decir y eso es algo que no puedo dejar pasar si creo que tengo algo interesante para compartir. Así que no podré aguantarme la tentación de gritar en los jardines de mis contactos acerca de este artículo apenas lo publique.

Saludos!!

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